El
speaker, micrófono en mano, presenta a los contendientes:
En
el rincón de la derecha, con un 26% de paro, una cesta inmensa de escándalos
que salpican a su partido, un interminable deterioro de las condiciones de vida
de los ciudadanos conseguido a través de furibundos derechazos al estado de
bienestar, tenemos al campeón: Mariano
“El señor de los hilillos” Rajoy.
En
el otro rincón, también de la derecha,
el señor que no cree en la democracia interna y abomina de las primarias, un
ser sin ideología definida, preso de sus propias incongruencias: Pedro “El ambiguo” Sánchez.
Comienza
el combate con un ataque furibundo del “ Señor de los Hilillos” esgrimiendo a
diestra y a diestra, los logros alcanzados durante tres años de legislatura,
utiliza con profusión las cifras
macroeconómicas, para la economía domestica utiliza la cantinela de la herencia
recibida.
Acaba
el primer asalto entre vítores de sus seguidores aun cuando no le escuchen
porque están entretenidos jugando con la
tablet.
Responde
“El ambiguo” lanzando una andanada de “Barcenazos”, acompañada de varias remodelaciones
fraudulentas de sedes del PP.
Como
no podía ser de otra forma Mariano contraataca con sendos “Eres” lanzados a
bocajarro para neutralizar “La Gürtel”.
Sin
importar los mamporros que puedan recibir, ambos púgiles se lanzan a una
ofensiva alocada en la que dejan al descubierto sus vergüenzas. No importa, las
debilidades propias hay que taparlas con las miserias del oponente.
Exhaustos
y cuando el debate sobre el Estado de la Nación ofrece como conclusión que el
Estado de la Nación es terminal, los aplausos de las bancadas afines atruenan
en el ring. Llega la hora del dictamen.
Los
jueces debaten a quien otorgar la victoria. Momentos de reflexión. Poca
reflexión. Los afines ven las verrugas del contrario y la inmaculada piel del
propio ¿Importa lo que han dicho? La verdad es que importa poco.
Ambos
han coincidido en un punto: su nerviosismo es manifiesto cuando intentan
apalear a opciones que todavía sólo son una posibilidad. La llegada de nuevos
actores les incomoda, pueden perder buena parte de sus sillones y dejar en la
estacada a compañeros de fatigas que una vez descabalgados de los privilegios
se darán cuenta del frio que hace sin el manto protector del puesto oficial.
Con
el nuevo panorama político que están ofreciendo las diferentes encuestas el
pastel va a tener un reparto muy diferente ¿Qué harán las colas de las listas
cuando se vean fuera de la cueva?
La
campaña electoral ya ha comenzado, “El señor de los hilillos” comienza a
desdecirse de medidas adoptadas por sus ministros. La ley de tasas de Gallardón
pasa a mejor vida, igual que su urdidor. La ley de la segunda oportunidad
intenta contentar a las plataformas de afectados por los pelotazos
Banquero/Inmobiliarios. Las promesas de miles de puestos de trabajo, que
acompañados de los millones que pronosticó Esteban González Pons, llevará a
este país a tener que abrir de par en par las fronteras de la inmigración pues
no habrá suficientes trabajadores para tantos puestos que se van a crear.
Naturalmente eso será ¡MA-ÑA-NA!
Del
PSOE nadie en su sano juicio espera grandes cosas. Un partido atascado en la
indecencia desde hace mas de tres décadas no tiene mucho que ofrecer. Desde la
lapidación pública de Borrell el partido no ha conseguido limpiar su alma y
quemar los vestigios de un Felipismo que le enterró en las profundidades del
liberalismo económico más salvaje personificado por los ministros Boyer y
Solchaga. Entre otros
¿Quién
ganó? Espero que ninguno. Un estruendoso KO compartido por ambos haría que
quien no perdiera fuera este vapuleado país.
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