Buscan palabras bonitas para distinguirse de la plebe, no
importa su comportamiento, el caso es ser diferentes, ser especiales,
distintos.
Con
esa sencilla estratagema se colocan en las alturas aun cuando su comportamiento
sea deleznable y nada edificante, terminan inventando vocablos para definirse
de manera que entre ellos y el populacho haya una clara distancia.
Hace
tiempo un buen amigo me contaba una anécdota que había vivido durante la
celebración del cumpleaños de la marquesa de… dejemos que permanezca en el
anonimato.
La
fiesta se estaba celebrando en los jardines de la finca de la familia, en un
marco incomparable que dirían los cursis, se había preparado un ágape para
agasajar a los invitados. Durante la preparación, que llevaron a cabo
personalmente la señora marquesa y alguna de sus amigas mas intimas, entre
orden y orden que daban al servicio, se tomaban un refrigerio para soportar
estoicamente el duro trabajo que implicaba dirigir las operaciones de catering.
Era
el mes de Agosto y naturalmente hacía mucho calor, lo que unido al trajín de los preparativos
producía sed entre las damas.
Un
Martini tras otro, las horas fueron cayendo hasta que todo estuvo preparado y
fueron llegando los participantes. En ese momento el señor marques con
compungida voz notificaba a los invitados que la agasajada no podría comparecer
pues se encontraba indispuesta. El revuelo que provocó este anuncio quedó
desvanecido por el escándalo que se oyó al caer al suelo una bandeja.
Desde
el interior de las instalaciones se oían
los improperios que recibía la sirvienta culpable del escándalo. Por el mismo
motivo que la señora estaba indispuesta,
la criada estaba borracha.
Los
nobles son muy dados a buscar calificativos diferenciadores.
En
la actualidad, lo que para el común de los mortales sería calificado como robo,
desfalco, hurto, rapacería, atraco, rapiña o mas vulgarmente choriceo,
para los intocables han establecido una palabreja que marque distancias: “
Corrupción”.
Para
saber de qué nos están hablando nos vamos al diccionario de la RAE y
encontramos la respuesta:
Del
latín “corrupti -, corruptionis”
·
Acción y efecto de
corromper. Del Latín corrumpere
En concreto, emana del vocablo
“corruptio”, que se encuentra conformado por los siguientes elementos: el
prefijo “con-“, que es sinónimo de “junto”; el verbo “rumpere”, que puede
traducirse como “hacer pedazos”; y finalmente el sufijo “-tio”, que es
equivalente a “acción y efecto”
Lo que nos lleva a la acepción: hacer
pedazos algo.
·
Otro significado: En las
organizaciones, especialmente en las públicas, práctica de sus gestores que
consiste en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho
propio ya sea económico o de otra índole.
·
Otra
acepción: Alterar o trastocar la forma de algo.
Todos estos conceptos pueden ser
utilizados para definir la situación. Ciertamente están haciendo pedazos, están
rompiendo la armonía social, están consiguiendo que la desconfianza en las
instituciones sea el estado anímico habitual.
Efectivamente han utilizado las
instituciones públicas, o sostenidas con medios públicos para provecho propio.
Y claro que han trastocado y alterado la
forma de las cosas, tanto es así que han convertido la sanidad en su negocio,
la educación en una quimera, las comunicaciones - tipo metro de Valencia o Alvía - en un
peligro, las construcciones deportivas en una estafa y la democracia
participativa en una mierda.
Pero con todas estas definiciones
únicamente alargan el tiempo para establecer los mecanismos jurídicos que les
lleven a la cárcel. Hace años que el código penal contempla las penas por robo,
por malversación, por estafa, por enriquecimiento ilícito y para que seguir,…
por toda suerte de delitos que han cometido al amparo de puestos de privilegio y
auspiciados por el desmantelamiento que
han sufrido los mecanismos de control. ¿Dónde estaba la Intervención del
Estado? ¿Dónde los auditores de cuentas? ¿Dónde el Banco de España? ¿Dónde el
Consejo General de Poder Judicial? ¿Dónde la fiscalía?
Ahora los grandes partidos, PP y PSOE
(grandes por tamaño, no por comportamiento), nos obsequian con grandilocuentes
declaraciones para articular medidas en la lucha contra la corrupción. Para
troncharse de risa, en el mismo escenario un individuo (Monago) proclama que devolverá lo hurtado –cobrado
indebidamente – y su jefe (Rajoy) avala su comportamiento. ¡Ole la lucha contra
la corrupción!.
Cerca de allí, en Sevilla, Díaz se esmera en defender a Manolo Chaves y Pepe
Griñan, como si hubieran sido de cartón piedra durante su etapa como
presidentes de la junta de Andalucía. Y Sánchez busca su espacio para luchar
contra la lacra. Difícil búsqueda, para un político trabajar sin ideología es
tan difícil como para un árbitro arbitrar sin silbato.
Es mucho más fácil, la marquesa está
borracha porque ha bebido, los autores de las tropelías son ladrones porque han
robado, o cómplices por colaboración o encubridores por no denunciarlo.
¡Basta de
eufemismos! ¡Se acabó buscar nuevas palabras! Apropiarse de lo ajeno es
robar. Sin mas.
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