Antes de comenzar a escribir esta reflexión tenía la firme
intención de volver, una vez más, a denunciar el estado de deterioro ético y
moral que ha alcanzado la vida político -
social en España.
Como uno ya tiene una edad y mantiene unos protocolos de comportamiento
difícilmente modificables, hoy he
seguido mi rutina que consiste en bajar a comprar el pan para desayunar antes
de sentarme delante del ordenador.
Durante la espera, en la panadería/quiosco, la dependienta
mantenía una conversación con otro cliente que me ha llamado la atención por lo
que significa. El cliente, un hombre de edad avanzada, reclamaba mano dura con
los corruptos y exigía con vehemencia que
el gobierno y legisladores fueran más allá de gestos para
la galería con actos de contrición para pedir perdón por incompetencia.
La dependienta, una mujer en la treintena, se mostraba
escéptica y argumentaba que habían robado al igual que lo haríamos todos si
tuviéramos oportunidad.
El hombre defendía la honestidad intrínseca del individuo,
frente a la irremediable caída en la tentación que pregonaba la trabajadora de
la panadería.
De regreso a mi desayuno me rondaba la cabeza la
conversación que había escuchado. La forma de pensar de la trabajadora me
provocaba un extraño sentimiento de decepción ¿Cómo se puede justificar el robo
a gran escala? La dureza que la sociedad muestra con los mangantes de medio
pelo, con los robagallinas, es directamente proporcional a lo comprensivos que
somos con los chorizos de cuello blanco.
Justificamos que nos roben porque nosotros también lo haríamos.
O eso creemos. Pensamos que los honrados lo son por falta de oportunidades para
ser deshonestos. Si eso es así nos merecemos lo que nos pasa. Sucede que me
resisto a creer que el género humano sea incapaz de reprimir sus instintos si
es convenientemente educado. Es la falta de proyectos lo que nos impulsa a
hurtarle sus proyectos al vecino.
Pero como decía, en este escrito voy a intentar no hablar
de las corruptelas al uso, de los Bankias ni de los Granados, de los Eres ni los Pujol, de la Gürtel ni de
Bárcenas, de Noos ni de la Infanta, de los pelotazos inmobiliarios ni de las
inmatriculaciones de la Iglesia. Hoy el cuerpo me pide escribir acerca de otro
tipo de inmundicia que nos rodea.
¿Cómo nace un corrupto? en realidad ¿ nace o se hace?
En estos momentos las autoridades judiciales están
investigando un caso que, por repercusión mediática, está teniendo escasa transcendencia y casi
ninguna consecuencia: Los votos de personas impedidas en la provincia de Lugo.
Según consta en la denuncia, unos ancianos fueron
trasladados hasta el colegio electoral por afiliados y candidatos del PP,
haciéndose de esta forma con su voto. Sin entrar a valorar que llevaran en la
mano el sobre cerrado con la papeleta del PP dentro, vamos a centrarnos en el
hecho.
Unas personas, parece que con demencia senil y sin pleno
dominio de su voluntad, de su arbitrio y de sus actos, fueron utilizadas para
sumar votos en la cuenta del PP de Lugo.
El hecho por si mismo ya es deplorable, pero lo
verdaderamente bochornoso es la explicación.
Nos cuentan que las monjitas llamaron solicitando ayuda
para que los ancianos votasen y naturalmente, su piadosa cristiandad les llevó
a socorrer y atender la demanda de las religiosas. El remate lo pone Sánchez
Feijoo tachando de malvados a quienes quieren impedir el voto de unas personas
que no pueden andar. Con una frase apocalíptica “Allá ustedes con su ética” lo
carga en el Debe de las conciencias de
los críticos.
Nuevamente aparece la desvergüenza indecorosa de quienes se
creen mejores, otra vez nos tiran a la cara su cristiano comportamiento en
contra de nuestro ateo materialismo. Nuevamente disfrazan de piadoso hacer lo
que únicamente es una estafa al sistema. Convierten la búsqueda indecorosa de
votos en caritativa acción.
Ocurre que ni su buenismo ni su carita de arrepentidos nos
confunde. Si las monjas necesitaban ayuda ¿por qué razón no la solicitaron de
la Junta Electoral y se la piden a un partido? ¿Imponen las reverendas su ideología
a los ancianos por afinidad con una formación política? Cuando los ancianos
aparecen en el colegio electoral ¿por qué razón llevaban en la mano el sobre
con la papeleta del PP? ¿Les hubieran ayudado los caritativos si su intención
de voto hubiera sido otra? Si una persona está incapacitada por demencia senil
¿tiene capacidad de elección política?
Este y no otro es el verdadero alcance de la corrupción: La
impunidad y desfachatez con la que actúan convirtiendo las instituciones y su
sacro santo sistema en un inmenso vertedero en el que cualquier acto pueden trocarlo
en lícito retorciendo en su favor la misma ley que para los pobres se torna implacable.
Aunque resulte de todo punto intolerable que los políticos se
vendan por unos euros, aun cuando sean millones de euros, no es esa la
verdadera dimensión de la corrupción, lo que verdaderamente está corrompido es
la fórmula que han buscado para salir indemnes de sus fechorías. ¿Qué nos quieren vender con la frase “Quien la
hace la paga”? ¿Acaso existe otra manera?
Su prioridad ha sido articular las leyes que contemplan: Tartazo
a Barcina dos años, participar en un piquete informativo cuatro años…, para
desmantelar el estado de bienestar Rajoy Black-Card.
El método Feijoo “VOTOS SIN VOLUNTAD” ha dado con la fórmula
mágica.
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