Hay
un viejo adagio popular que dice: “Con la
edad una persona evoluciona a anciano venerable o a viejo estúpido. Su
comportamiento definirá su clasificación evolutiva”.
En
la intervención de Manuel Pizarro con motivo de la exaltación del día mundial
de las misiones encontramos pistas suficientes para saber hacia dónde se dirige
el insigne.
Una
vez mas y van… un convencido y prominente eclesial católico ataca la opción
laicista de la sociedad haciéndola responsable de todos los males que nos
amenazan. Nuevamente la teoría de las siete plagas como castigo a nuestra
“indecente” conducta alejada de los mandamientos divinos.
Parecen
intervenciones y oratorias inocentes y desprovistas de intencionalidad, pero
no, nunca dan puntada sin hilo. Saben muy bien cómo utilizar los altavoces mediáticos
que pone a su disposición la jerarquía católica para conseguir sus fines, y
para ello no dudan ni un instante en volver a las técnicas ancestrales del
miedo, la carga de culpa, y el correspondiente castigo.
Podíamos
caer en la torpeza de atribuir a la ignorancia o a un error de Pizarro las
insultantes teorías que salieron de su boca para atacar de forma furibunda las
aspiraciones laicistas de modelo social. Pero no, ni ignorancia ni error, sabe
muy bien qué dice, cómo lo dice y dónde lo dice. Puesto que el protagonista es
contumaz podríamos encuadrar su actuación en la categoría de mala fe manifiesta
con intención de producir daño.
No
voy a perder ni un segundo en tratar de explicar, al personaje en cuestión, en
qué consiste el laicismo y qué aspiraciones tienen los defensores de un Estado
Laico. Si a su edad no lo ha aprendido, me rindo, causa perdida, nunca lo
sabrá.
Pero
ya que defiende con tanto ahínco su idea teocrática de la sociedad y la moral
cristiana, encuadrando el avance social de lo que él denomina mundo Occidental,
dentro de los logros de una supuesta concepción cristiana de la vida; sería
moralmente más honesto si su razonamiento y discurso hubieran ido acompañados
de la advertencia siguiente:
“Los
países que han conseguido alejar a las iglesias de las decisiones
político/sociales son los que en el área de influencia cristiana han conseguido
más desarrollo. En cambio los países con un comportamiento nacional-católico, o
sometidos a la jerarquía eclesiástica, son los denominados PIIGS (PIGS) por los países desarrollados y su
estado de desarrollo social no es precisamente ejemplar”. Fin del discurso.
Quiere
Manuel confundirnos con el desarrollo económico occidental atribuyendo su esplendor a la idea cristiana
de la vida, a los humanistas filósofos griegos, a la revelación bíblica, al
derecho y justicia romanos, a la forma
occidental de desarrollo cultural con sus conquistas en ciencia, libertad,
democracia y derechos humanos.
Manuel
Pizarro, prohombre de España, mete en la misma cesta a todas las franquicias
del cristianismo. Como parece que se le ha parado el reloj en misa de 12, vamos
a ilustrarle un poquito; hace siglos que en los países occidentales de nuestro
entorno existe una declaración de laicidad social. Sólo tiene que leer las Constituciones en
vigor y sus enmiendas al respecto.
Por
otro lado, pretender que los avances científicos se han producido por la
intervención de la iglesia católica es de una osadía rayana en la temeridad ¿Nadie
le ha hablado de Galileo, Servet,..y tantos otros que harían la lista interminable?
¿Puede
atribuirse a la iglesia el mínimo avance democrático? Oler incienso a Pizarro
le ha debido provocar efectos irreversibles.
Según
Pizarro, la lucha de clases no tuvo nada que ver con la consecución de derechos
y con el avance de la humanidad. Que los eclesiásticos dejaran de quemar
investigadores obligados por la población y con ese sencillo gesto finalizara
su interferencia en los avances científicos, para Pizarro solo es una anécdota.
Que la sangre de las mujeres regara las calles para poder votar, para Pizarro
debió ser una verbena.
Claro
que esto último es entendible si se mira
desde el punto de vista del adjunto a la presidencia de El Corte Inglés,
empresa que entre sus altos directivos no tiene ni UNA mujer. (Quizás algún día
la fiscalía debería investigar el porqué de esta circunstancia.)
Miente
Manuel a sabiendas cuando proclama que es el alejamiento de dios lo que provoca
las catástrofes en la humanidad y de una forma perversa trata de equiparar el
alejamiento de las creencias en dios, con la laicidad.
Él
sabrá por qué miente, seguro que sus temores o sus intereses encuentran
explicación a su estulticia. Para rebatirle sobra con la estadística.
Varios
siglos de poderes públicos sometidos a los dictados de la Iglesia de Roma, con
Concordatos y Acuerdos similares, hicieron de la piel de toro la reserva
espiritual de occidente según rezaba la propaganda de la época. Mientras el
mundo occidental de nuestro entorno, Alemania, Francia, Suecia, Reino Unido,….
tenían una efectiva separación entre iglesia y estado, en España, obispos y
cardenales formaban parte del Consejo del Reino. Tratar de explicar a
individuos como Pizarro la diferencia entre modelos sociales de uno – España – y de otros -la Europa
moderna- es inútil y por ende innecesario.
Por
otro lado, si dios está tan molesto con el peligro que representa la
vertiente laicista que pretende la sociedad, ¡! que no nos envíe una crisis ¡!,
con un whassap nos daremos por enterados.
Va a
ser que el dios de Pizarro está fuera de cobertura.
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