El pasado
día 25 de mayo tuvo lugar una nueva fiesta de la democracia. Cada x
tiempo los popes de la política nos dan un caramelico y nos dejan meter el
papel en la caja para convencernos que somos pieza fundamental del sistema. Después,
el día siguiente, lo votado sólo sirve para cambiar o confirmar caras. Las políticas
que llevan a cabo las dictan otros poderes que nunca se someten al dictado de
las urnas. De esa forma los programas por los que son elegidos se convierten en
papel mojado, utilizan como escusa que las
condiciones para llevarlos a cabo no son las más adecuadas.
Ahora
toca analizar los resultados de las elecciones europeas. En esas están los próceres
de la patria con los coros mediáticos puestos a su servicio.
Reacciones
de lo más variopintas:
Vale
ganar por un voto, igual que es lícito ganar con un penalti injusto en el último
minuto. El mensaje recibido es lo de menos, no importa la perdida escandalosa
de votos, ni el castigo de los votantes. Hemos ganado y seguimos montados en la
burra. Cañete dixit.
Ataques
tardíos de dignidad que ponen de manifiesto la escasa visión política de dirigentes acomodados en la poltrona que
esperaban un cambio de viento para volver a navegar. El cambio de aire se ha
producido pero no en la dirección que esperaban. Rubalcaba mediante.
Complacencia
con disgusto mal disimulado por no alcanzar resultados previstos en su
imaginario ante la caída cantada de los partidos con los que se disputaban el
mismo espacio. Rosa Diez y Cayo Lara unidos en el dolor.
Llantos
en soledad por no alcanzar previsiones hechas con escaso fundamento y solo
alimentadas por palmeros de lo absurdo. Vox, Partido de Elpídio, …etc.
La expresión
de la voluntad popular tenía preparada una sorpresa que ha provocado más de una
urticaria. Un grupo de frikis, palabras de Arriola, con 1.249.000 votos frikis,
con el máximo respeto de Arriola, se ha aupado hasta el 4º lugar en el ranking
de formaciones políticas, en algunas ciudades y comunidades al 3º.
Y comienza
el desfile de descalificaciones, ahora parece que no es prioritario el respeto
a la decisión de los votantes.
En ese
baile llama la atención la postura del mayor derrochador de caudal político que
ha tenido este país. Un dilapidador de esperanzas que consiguió con su soberbia
que un personaje tan mediocre como Aznar alcanzara la presidencia de gobierno. Un personaje capaz de traicionar cualquier ideología,
¨hay que ser socialistas antes que
marxistas¨, y no fue ni lo uno ni lo otro. Individuo capaz de vender
fidelidades y amistades, Alfonso Guerra y Nicolás Redondo padre lo sufrieron en
sus carnes. Un político dispuesto a retorcer sus propias palabras para alcanzar
objetivos, ¨OTAN de entrada NO¨.
González se permite el lujo de opinar acerca de los
resultados, descalificando las votaciones desde su retiro dorado con consejería
de eléctricas incluida, en la que no sabe para qué está, pues se aburre mucho, pero
sigue porque cobra una pasta.
El
encantador de serpientes ha olvidado Suresnes, ha olvidado cuando era un melenudo vestido con americana de pana…
ha olvidado tantas cosas. No recuerda sus devaneos con uno de los principales
causantes de la revolución Bolivariana, su amigo Carlos Andrés Perez. ¿O si lo recuerda y lo
añora? Qué peligro tiene la edad mal llevada.
A la
orden de la voz de su amo, la vieja guardia del PSOE se ha levantado contra la insólita
ocurrencia de Eduardo Madina de pretender que sean las bases quienes marquen la
hoja de ruta de regeneración del partido. ¡Que desfachatez! Los Jauregui, Bono,
Ibarra, Chaves han saltado como monos enjaulados temiendo perder sus
silloncetes y mamoneos.
Paradojas
de la vida, un Pablo Iglesias comenzó todo, y otro Pablo Iglesias puede
finiquitarlo. El último que cierre la puerta.
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