La
demanda interpuesta por Europa Laica y Movimiento Hacia un Estado Laico
(MHUEL), por la concesión de una condecoración policial a la virgen del amor, ya
tiene fecha para la vista oral, las partes, demandante y demandada, están
citadas para el próximo 11 de junio. En la providencia se especifica las
responsabilidades y obligaciones de la partes para acudir a la vista. Se
advierte a los demandantes que de no acudir, será desestimada su demanda y
serán condenados al pago de costas.
A la
parte demandada se le indica que su ausencia no detendrá la vista, que ésta
será llevada a cabo, pero no tendrá más consecuencias.
Traducido
a lenguaje común, si fuera un partido de tenis, y uno de los de los
contendientes no se presentara, se le daría por perdido el partido, y tendría
que pagar la pista, al árbitro, e indemnizar
a los espectadores y cadenas televisivas por privarles del espectáculo.
En cambio si el otro jugador decidiera no ir, el primero tendría que jugar, no
sé muy bien como, bajo la atenta mirada del árbitro, que iría dando el
resultado, y marcando los periodos de descanso, claro que los peloteos serian
cortos, y los tantos acabarían en el saque. Es difícil, pero cosas más raras se
han visto.
De
tener lugar la vista oral, que tendrá lugar, la parte demandada, el ministerio
del Interior, tendrá que presentar las pruebas pertinentes que hacen a la
virgen merecedora de la distinción policial. Desconocemos si entre las pruebas
estarán incluidas testificales de la galardonada, o por el contrario ésta no
acudirá a la vista por no haber recibido la pertinente citación judicial.
En el caso, hipotético de ser presentada la
vírgen como testigo, y no acudir, no podrá alegar que no le ha llegado la
citación a su domicilio, ya que su hijo está en todas partes y la puede hacer
llegar a su augusta madre simplemente con que el agente judicial la deje en un banco del parque
del retiro. Supongo que habrá caído en ello su señoría, y no se volverá loco
buscando un domicilio conocido donde enviar la citación. ¿Tendrá responsabilidad
la testigo por incomparecencia?
Me
corroe la curiosidad por saber que va a alegar el abogado del estado para
defender la pertinencia de la condecoración; qué pruebas aportará, si llamará a
testigos presenciales de los actos policiales heroicos que la condecorada ha
llevado a cabo, si entre los testigos estará el piadoso ministro y el no menos
piadoso director de la policía…etc.
El
espectáculo, aunque lamentable, estará asegurado. El letrado que representará a
la parte demandada, y cuyos honorarios salen de los impuestos, igual que los
del juez, secretario del juzgado, agentes y escribientes judiciales, personal
de seguridad y limpieza… vamos todo lo necesario para llevar a buen puerto la
vista, tiene por delante una dura tarea. Espero que cuando presente pruebas se
aguante la risa, y sepa comportarse como el profesional serio y competente que
se supone que es.
Si
me permite un consejo, debería citar a declarar como testigo a Jorge Fernández,
pues no es la primera condecoración que concede a un personaje de su
imaginación, recuerdo a bote pronto la medalla del mérito de la guardia civil a
la virgen del Pilar, y otras distinciones por sus intervenciones a vírgenes de
las que es devoto.
Tengo
que confesar que me consume la impaciencia por ver al ministro balbucear una
explicación tipo Cospedal de:´´… méritos
en diferido, o sea en diferido´´, como las indemnizaciones barcenianas.
Me
cuesta trabajo creer que sea capaz el ministro de presentar pruebas
concluyentes de los actos merecedores de la distinción.
Achaco
esta dificultad a mi habitual descreimiento sobre los espirituales poderes de
los personajes de ficción, sean religiosos o seglares. Para mí, tienen los
mismos visos de realidad los poderes de spiderman que los de la virgen. Pero ese
no es el asunto, el asunto se centra en que unos ciudadanos se ven obligados a
litigar con un representante del Estado, porque ni aunque Jorge Fernández se lo crea, resulta que es
ministro. Increíblemente torpe, pero ministro.
Si
no fuera porque da pena, que hechos como
el que nos ocupa tengan todavía cabida
en el siglo XXI, nos daría risa, la misma risa que debe darle a la
prensa extranjera.
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