domingo, 18 de noviembre de 2018

Aclarando posturas


En el programa Salvados emitido por La Sexta, se hacía una pregunta compleja a los intervinientes: ¿Qué es para ti España?
Las respuestas fueron tan “insípidas”  como la pregunta. La trampa estaba en la interpelación, no es posible definir un país sin que resulte empalagoso, ñoño y bastante casposo.
En otra época felizmente superada se utilizaba la definición de España dada por José Antonio Primo de Rivera; según uno de progenitores del fascismo patrio, España era “una unidad de destino en lo universal” ¡Toma ya! ¿Alguien sabe que significa semejante simpleza?
La realidad es que nuestra comunidad hispánica es la finca de  recreo que los Borbón heredaron de los Austria cuando estos se quedaron incapacitados por esterilidad sobrevenida gracias a las  múltiples cópulas entre primos y familiares allegados.  
Estas relaciones familiares son fomentadas por la innata idea de supremacía de clase que adorna a los monarcas. Algo lógico si tenemos en cuenta su condición de familias acostumbradas a decidir sobre la vida de millones de personas.
Para gozar del privilegio que representa la Jefatura del Estado  aducen una genética especial acompañada de un coito vulgar.
¡Qué rabia, para fabricar herederos tienen que recurrir al mismo método que utilizan los plebeyos para hacer hijos!
De la línea sucesoria desaparecen los hijos habidos fuera del sacro santo sacramento matrimonial ¿Por qué? Si las cualidades que capacitan para portar la corona son transmitidas vía fecundación, los productos extra conyugales también las heredaran. No se entiende entonces que sean excluidos.
La legislación actual concede a todos los hijos los mismos derechos pero los bastardos son apartados de la línea sucesoria a la corona.
La unión matrimonial otorga legitimidad a los nacidos de esa unión. La explicación puede ser que la institución monárquica no es tan moderna como nos quieren vender.
La realidad es que sigue anclada en las costumbres de la Edad Media, por desgracia continúan con la teoría de que el poder emana de dios y sabido es que el ser supremo no admite deslices sexuales fuera del matrimonio.
Con semejante premisa ya tenemos a los clérigos imponiendo sus creencias para condicionar el acceso a la  Jefatura del Estado ¡Apareció la Iglesia! 
Resulta una broma de mal gusto que maneje semejante poder sobre el Estado la misma institución que ahora trata de justificar la pederastia que corroe sus entrañas.
Gil Tamayo -  portavoz de los obispos - pidió perdón de la manera que suelen hacer las cosas los príncipes de la Iglesia. Primero culpan a la sociedad, a continuación dicen que ellos solamente hacían lo mismo que todo el mundo.
Acusa  al decir… Sí, se han cometido irregularidades, pero nada que no hubiera en una sociedad que arrastró a los pobres servidores de dios al abismo pecaminoso.
Los sacerdotes, obispos, monjas y demás eclesiásticos cometieron, cometen y si nadie les pone freno cometerán desmanes,  pero ellos no son los transgresores, dicen que es la sociedad la qué está podrida.
Está falseando la realidad y faltando a su 8º mandamiento: “no dirás falsos testimonios ni mentirás”. Los abusos a menores no ha sido nunca una práctica generalizada entre los seglares ni alcanza los índices de participación que exhiben los religiosos.
Pero además el cura profesor, el cura cuidador, el cura confesor, la monja docente… se valieron de prevalencia y autoridad para satisfacer unos deseos reprimidos por las propias normas de la institución religiosa a la que pertenecen.
Mientras predicaban comportamientos cristianos, la moral católica deslizaba sus indecentes manos bajo las ropas de niños paralizados por la sorpresa de ver violentado su cuerpo y aplastada su dignidad.
A la impunidad de estos comportamientos colabora activamente la jerarquía católica  que los oculta y culpa a las víctimas por vestir prendas ceñidas o ser tan insultantemente jóvenes.
Tampoco ayuda una legislación impartida por jueces simpatizantes con los postulados de la curia y que resulta excesivamente permisiva al consentir que prescriban  delitos porque las victimas tardaron en denunciar. No se tiene en cuenta que la demora responde a muchos factores entre los que se encuentran el doloroso trauma padecido y su condición de menores.
Una legislación que configuran políticos de la  catadura moral de Teodoro García Egea mostrando sin pudor sus raíces adornadas con poesías que rezuman nacional catolicismo hablando de la raza y del padrenuestro de las mañanas.
Para el Secretario General del PP eso es España: un crisol donde se alimenta la supremacía de clase rezando al amanecer.

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