Es curioso, será por mimetismo o tal vez por ansias incontrolables de poder, pero el caso es que las noblezas se aferran con uñas y dientes a sus inconfesables privilegios y de paso tratan de aleccionar al resto de la sufrida humanidad vendiéndonos su porquería envasada en dorados recipientes de hipócrita bondad.
Como ellos mismos dirían: separemos el polvo de la paja. O un dicho aún más en su línea: A quién dios se la dé que san Pedro se la bendiga.
Un insigne “Príncipe” de la iglesia católica, apostólica y romana, el Arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz Montes, ha aprovechado la homilía de la misa del 8 de septiembre, en la Basílica de Covadonga, el día de Asturias, para tirar la piedra y esconder la mano. El típico nadar y guardar la ropa.
Monseñor hace política fácil utilizando medios ajenos. Despotrica desde el púlpito prestado, es decir, utiliza bienes de todos para criticar a mujeres acosadas que tratan de defenderse de abusadores inclementes.
Existen bastantes posibilidades de que los energúmenos sean asistentes a misa diaria. ¡Lo de siempre!
¿Alguien ha oído al ciudadano Sanz Montes criticar la orgía pederasta que ha tenido y tiene lugar en los rincones de las sacristías de las iglesias españolas?
¿Alguna vez se ha hecho eco la voz del purpurado de los crímenes que machos de su grey han perpetrado sobre las mujeres indefensas?
Es lo que tiene la nobleza, sea eclesiástica o secular. Ambas olvidan con rapidez que sus posiciones de privilegio han sido alcanzadas pisoteando cabezas de humildes vasallos que los sostienen.
Sanz Montes; hay un trabajo didáctico para enseñar a tus congéneres el séptimo mandamiento de la Ley de Dios: NO ROBARÁS.
Para ilustrar lo que NO se debe de hacer puedes utilizar los más de 100.000 bienes espoliados al patrimonio del Estado, pero sobre todo del pueblo español.
Los españoles no abducidos están esperando un ataque de honestidad por parte de algún príncipe de la iglesia para que sea retornado al pueblo lo que del pueblo es. Tampoco parece que el sardónico Francisco I se haya tomado muy en serio el expolio perpetrado por sus príncipes .
Los mandamientos de la Ley de Dios, del dios del Arzobispo Jesús Sanz Montes, independientemente de ser unos arcaicos canticos a la sumisión, servilismo y vasallaje, resumen con inusitada precisión la vileza de los prelados: “Sirve y ama a dios sobre todas las cosas”, traducción: venera a los ministros de dios o te va a caer la del pulpo.
Y tienen razón durante siglos en este lastimoso país hemos consentido que los tipos con sotana dictaran lo que se debe y no se debe hacer.
Y en esas seguimos ¿Para cuándo la separación efectiva de Iglesia y Estado? La curia española se comprometió, in illo tempore, a la autofinanciación efectiva de la iglesia.
A día de hoy desde el Estado seguimos financiando las religiosas supersticiones personales de los católicos con más de 11.000 millones de euros al año. Ello a pesar de que desde 1979 la Iglesia española se comprometió a autofinanciarse.
Para alimentar con gasolina el incendio el 11/11/2013 un colega de Sanz Montes, el arzobispo de Granada publicó, a través de la editorial del arzobispado, el libro de la autora italiana Constanza Miriano.
El titular del Arzobispado de Granada, el Obispo Javier Martínez, recomendó a las mujeres seguir las tesis del libro. De forma tan simple, con una recomendación, acabó convirtiendo el panfleto integrista en el manual de la buena esposa.
El título ya lo dice todo: Cásate y sé sumisa. El interior es lo esperado: Bazofia eclesiástica repartida por una integrista cristiana a sueldo.
A día de hoy, la Princesa de Asturias - heredera al trono del reino, esperemos que quede en eso y no en Jefa del Estado - demuestra que el nacimiento no presta lo que la naturaleza no da. La Borbón-Ortiz exhibe una alarmante falta de capacidad intelectual para desempeñar tareas de importancia.
La futura Capitana Generala de todos los ejércitos españoles del mundo no supera la nota de corte para ingreso en la Academia General Militar de Zaragoza. Según informan fuentes solventes que ponen de los nervios a la otrora locutora Ortiz.
La derecha cavernaria hispánica seguirá vociferando ¡Viva la reina! Aunque sea más inútil que un corcho usado.
Un ingente porcentaje de militares la consideraran su jefa aunque sepan que le cuesta trabajo distinguir su mano de su oreja.
La Conferencia Episcopal continuará con sus luchas contra el feminismo, el aborto y la eutanasia. Y por supuesto los obispos trataran a la heredera de la corona con el debido respeto y subordinación.
Naturalmente sin importarles un rábano que cuando se case no sea sumisa y que aborte tantas veces quiera y necesite.
Por supuesto, seguirán arrodillados ante ella, aunque las circunstancias aconsejen decidir que su abuelo paterno necesita tomar un descanso eterno de sus correrías.
La eutanasia entonces será un deber cristiano, como la interrupción del embarazo londinense era terapéutica y la anulación del matrimonio vía Tribunal de la Rota es cristianamente legítima. Todo según los intereses de los obispos ¡Cristianos por supuesto!
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