lunes, 12 de octubre de 2020

Vitorear reyes

 

Una vez instituido el 12 de Octubre - en sustitución del infausto 18 de julio - como fecha de exaltación patria,  los rancios veneradores de la monarquía se apresuran a  lanzar sus serviles vítores. No tienen en cuenta, ni les importa, que la institución aclamada haya interferido rastreramente en ámbitos que no son de su competencia.

Sería conveniente que los atolondrados defensores de la impúdica unidad de pensamiento que nos quieren imponer, se dieran cuenta de que - aunque sean mil veces repetidas por las facciones mediáticas afines - la estupenda grandeza que acompaña a la rama borbónica española  no deja de ser una imposición de un gabacho que entonces era el árbitro del mundo.

La falta de descendencia del último Habsburgo  que mortificó a los hispánicos, propició que las potencias europeas se lanzaran sobre el botín  que dejaba como herencia el despojo que reinaba las Españas.

El  afortunado resultó ser un nieto de Luis XIV. Después de una sangrienta guerra civil Felipe V fue el primer Borbón que se sentó en el trono español.

El iniciador de la saga Borbónica acabó con la “federalidad” de los reinos de España al dictar los Decretos de Nueva Planta que a la postre han sido el embrión de los conflictos territoriales que aún padecemos.

La llegada  de los Borbón al trono de las Españas con el carácter absolutista que les caracterizaba propició continuas luchas fratricidas e intentos de levantamientos sofocados por las tropas reales.

El comportamiento de los descendientes del nieto del rey de Francia ha justificado con creces que España haya intentado transitar por senderos republicanos en dos ocasiones.

La llegada de Isabel II fue otra demostración del nulo respeto que su padre (Fernando VII) tenía por la legalidad y por los españoles. Primero vendió la corona España como si fuera el sofá de su casa, a continuación cambió la ley para que reinara su hija. Ella y su tío Carlos condujeron a los españoles a un largo periodo de guerras civiles para dilucidar quién se quedaba con la finca.  

La primera República española fue la respuesta lógica a los estruendosos escándalos de corrupción que acompañaron a Isabel II.

El asesinato de Prim  más la furibunda oposición de la nobleza reaccionaria  acabó con el sueño perseguido de tener una Jefatura del Estado al servicio de los ciudadanos. Lamentablemente se perdió la oportunidad histórica de modernizar España.

El bisabuelo de Felipe VI fue otro de los Borbón al que no le agradaba el parlamentarismo y utilizó al general Primo de Rivera para reprimir las exigencias de justicia. La pobreza, la desigualdad y una irrefrenable ansia de libertad ante el absolutismo borbónico desembocaron en la 2ª República Española.

La derecha política y económica unida a militares reaccionarios  y bendecidos por la iglesia católica española alentaron un fallido golpe de Estado que fatalmente desembocó en otra guerra civil. La victoria de los rebeldes condujo a España a un periodo de amarga oscuridad y retraso social.

Desde hace mucho tiempo una recua de simulacros de historiador pretende vender la teoría de los dos bandos.  Es hora de defender la realidad: el Estado legal y legítimo fue atacado por sediciosos, traidores y rebeldes que se levantaron en armas para imponer sus propios intereses y los de sus dueños.

Como regalo de despedida el genocida nos dejó de Jefe de Estado a un rey nacido en Roma e importado de Portugal de ascendencia francesa casado con una griega de ascendencia alemana y ahora exiliado en Emiratos Árabes ¡Todo muy español!  Juan Carlos I juró solemnemente fidelidad a los principios franquistas del Movimiento Nacional.

A continuación el Borbón se transmutó en demócrata de toda la vida; igual que los centenares de franquistas que abrazaron la “modélica transacción” para mantener sus privilegios a salvo.

En la actualidad, los tribunales de justicia internacionales acosan a los residuos del régimen fascista, comienzan a eliminarse las distinciones a los asesinos, se cuestionan las leyes de amnistía, las corruptelas persiguen al “Campechano”, los lameculos cierran filas en torno al heredero de Franco y ¿el “Preparado”?

Felipe VI debía de tener paperas el día que en su colegio de pago explicaron el papel Constitucional de la Corona.  También es posible que la juvenil militante nacionalsocialista griega, mamá Sofía, le convenciera de la supremacía de raza que atesora.

En cualquier caso, es preocupante que a su edad todavía no haya tenido tiempo de leer el artículo primero de la Constitución de 1978 en el cual se estipula claramente que  la “Soberanía Nacional reside en el pueblo español del que emanan todos los poderes del Estado”. Claro que la misma Constitución establece que todos somos iguales ante la ley y sin  embargo existe la excepción pactada de irresponsabilidad  del monarca por su inviolabilidad.

Otro dislate a solucionar es la incongruencia de otorgar legalmente preponderancia sucesoria a los machitos sobre sus  hermanas por listas o bobas que sean. 

Viendo el video patrocinado por la marquesa de Casa Fuerte cargado con intervenciones estelares de ilustres como M punto Rajoy, el nene masterizado de Aravaca, Hermann el condenado por difamación, la imputada seleccionadora de ranas y otras mentes privilegiadas es un buen momento para que el Borbón actual se plantee renunciar a  los privilegios que le otorga el vasallaje al que nos sometió un dictador nombrando sucesor al papá “Campechano”

En definitiva: la carísima preparación pagada por los españoles a la que ha tenido acceso le debería ayudar a finiquitar una institución tan anacrónica como corrupta e innecesaria.

Ver quién grita ¡Viva el Rey! unido al resultado de las encuestas realizadas por 40dB sobre lo que opinan los españoles de la monarquía y a favor de la República deja lugar a pocas dudas: que Leonor estudie y en el futuro presente el telediario.

 

2 comentarios:

  1. De acuerdo estamos... menos mal que aún nos queda Nadal.

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  2. Eso de que Leonor acabe presentando un telediario (o aquello que por sus méritos y su capacidad pueda conseguir), no podría haber un mejor final republicano. Apuesto porque esos deseos se cumplan a pesar de las dificultades.
    Joaquín

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