¡Por
fin! Una vez concluida la consulta soberanista escocesa el mundo volverá a
girar. Durante una temporadita el universo ha estado parado esperando que los
escoceses decidieran que querían hacer. Cataluña miraba con ojos de envidia y
el Gobierno de Rajoy con ojos de reproche. Para los primeros era la
demostración de que su aspiración era posible, para los segundos significaba
quedar en evidencia ante el mundo.
Ahora,
una vez llevado a cabo el proceso, llega la hora de los sesudos análisis por
parte de los participes, artistas, artistas invitados, observadores y
figurantes. Y en clave ibérica no podían faltar los aduladores, pelotas,
arrastrados, y vendidos, vamos las principales cabeceras de la prensa
nacional-católica y su recua de mansos.
El
primer ministro escocés, el independentista Salmond, ya ha anunciado su renuncia al cargo
y a la presidencia del partido que ha auspiciado el proceso. Derrotada su
iniciativa va a dejar paso a nuevas ideas que dirijan la formación política en
el nuevo escenario que se ha creado. Ha tardado 24 horas en tomar esa decisión.
En España cualquier político del bipartidismo bi-corrupto, bi-alienante puede
tardar años en darse cuenta que su proyecto político es inviable y que no
cuenta con el apoyo de los votantes. Son formas diferentes de percibir la
realidad.
Por
otro lado, parece que en la actualidad Cameron se encuentra en una situación
comprometida por las promesas que hizo para que triunfara el NO y que ahora
tiene que cumplir. En el Reino Unido tienen la fea costumbre de dimitir si no
pueden hacer frente a sus compromisos políticos. En España solo dimiten los
entrenadores de futbol y no siempre, a veces los echan con agua caliente.
Por
otra parte si David cumple lo ofrecido, no
tardaran en levantar la voz otras nacionalidades que se considerarán
atropelladas por la desigualdad de trato que pueda generar la nueva situación
de autogobierno Escocés.
¡Caramba
que atolladero! El Reino Unido tendrá
que solventarlo con la utilización de los resortes de la negociación política ¿Negociar
aquí? ¡Vamos hombre! Hasta ahí podíamos llegar.
¿A
cuento de qué viene toda esta diatriba? Pues efectivamente, como fácilmente se
deduce, todo esto solo es el preámbulo de las odiosas comparaciones.
En
España existen desde hace tiempo asuntos como el vasco y el catalán que
entrañan alguna similitud con el proceso escocés, o por lo menos buscan el
mismo objetivo: Alcanzar la
independencia de un poder estatal que les resulta incomodo y en ocasiones
insoportable.
Sin
entrar a valorar que la formación del estado español se produce mediante el
derecho de conquista - en muchos casos mantenido por la fuerza - no podemos
olvidar que la aspiración de autogobierno de los pueblos está recogida en la
Carta Universal de los Derechos Humanos, lo que ha producido la corriente
descolonizadora del último siglo.
Aquí
nos encontramos con la reacción de dos gobiernos sostenidos por partidos de
ideologías hermanas y comportamientos completamente dispares.
Mientras
el gobierno de los conservadores de Cameron, en un alarde de respeto, educación
y comportamiento democrático, permite que la ciudadanía exprese su opinión al
respecto, el gobierno de Mariano Rajoy
se enroca en un supuesto inmovilismo de mandamiento constitucional que pone al
país al pie de los caballos, obligando a los magistrados del Tribunal Constitucional
a solucionar la papeleta y a ayudarle a salir del laberinto. Magistrados por
otra parte dependientes de la voluntad de los partidos que les han colocado en
el alto tribunal. Constatación: Independencia de poderes cero.
Que
Rajoy es un ser sin talento político y carente del mas mínimo escrúpulo
democrático ya lo sabíamos, hemos tenido innumerables pruebas de ello, con lo
cual no sorprende lo más mínimo su análisis de los resultados alabando al
pueblo escocés por su madurez y exquisito comportamiento democrático.
¿Qué
pasa? ¿Qué no se fía del pueblo catalán para permitirle expresar la misma
madurez democrática? No queremos ser malpensados y caer en la tentación de
creer que, ya que el caladero de votos del PP en Cataluña es muy exiguo, el
trofeo lo busca en otras partes del territorio nacional con el lema ¨Contra Cataluña nos unimos y votamos
mejor¨. En la España profunda de toro y pandereta parece que eso vende.
No
va a ser la primera vez, ni la última, que oigamos a los dirigentes populares
alabar el sistema británico como modélico. Pues bien, además de poner nombre de
políticos conservadores del Reino Unido a las plazas de Madrid podían fijarse,
aprender e imitar alguno de sus valores
democráticos.
Si
este comportamiento nos resulta vergonzoso, el de Jose Luis Rodríguez Zapatero
no tiene desperdicio. En su intervención en uno de sus últimos cameos
televisivos, cuando el presentador le pide su opinión sobre los resultados de
Escocia se despacha diciendo que ¨ para
llegar a este punto no había hecho falta recorrer ese camino ¨.
La
misma reflexión se deben estar haciendo los delegados socialistas que le
nombraron a él Secretario General del partido.
Para
alcanzar los niveles de miseria, despilfarro, corrupción, incompetencia,
servilismo con los poderosos y estulticia galopante que alcanzó la sociedad
española con los diferentes gobiernos PSOE bajo el mandato de Zapatero, se
podían haber ahorrado el proceso de primarias y haber designado Secretario
General del PSOE a un simio de Madagascar, no lo hubiera hecho peor y en la
actualidad nos ahorraría el bochorno de
oírle en televisión.
Ahora
querido José Luis, ya sabemos cuál es uno de los riesgos de la democracia;
cuando se elige a un mediocre todo lo que se recibe a cambio son los hechos y
dichos de un mediocre. Para prueba los últimos
presidentes de Gobierno que hemos padecido y estamos padeciendo.
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