Una
de las comparecencias de Pablo Iglesias
ha desatado iras furibundas. Su análisis de la situación de los medios
informativos españoles, ha puesto blanco sobre negro el acatamiento al que
están sometidos. El hecho de que el 80% de ellos estén en manos de dos
monstruos de la comunicación da una ligera idea de la calidad y diversidad de
la información.
Estos
medios que se autoproclaman muy independientes,
ajustan sus cuentas de resultados, ¡oh casualidad!, con la partida que
reciben del Estado en forma de publicidad institucional. Anuncios de tanto
calado y contenido como: ¨Señora, en
verano, si tiene sed beba agua¨ refuerzan la labor social de los medios,
eso dicen.
De
pasada, como el que no quiere la cosa, pasta para el cajón en forma de
subvención en diferido, que difiriendo la Cospe sabe mucho.
Una
vez oídas y leídas las reacciones, sería deseable que en las cabeceras de los
programas de televisión y radio y en las portadas de los periódicos, se incluyera
por ley, un prospecto con la composición y los efectos secundarios. El
prospecto podría ser del tipo:
¨Este
programa está hecho en un 75% para mayor gloria de Mariano Rajoy, o Esperanza
Aguirre, o el amo/cacique de turno que otorga la publicidad institucional, el
otro 25% se reparte entre políticos de escasa ética y difícil defensa¨.
¨La
lectura de este diario pude provocar vómitos varios en personas con un índice
de inteligencia normal y que no hayan sido previamente abducidas. En el resto
de la población puede producir bobalicones sin retorno¨
¨No
ver, oír, ni leer, sin haber adoptado previamente medidas protectoras. Entre
ellas es recomendable incluir, como
antídoto, cursos de formación en
derechos y libertades. Durante el periodo formativo permanecer alejado de la
Iglesia¨
Con
el prospecto quedaría clara la idea que tienen estos protagonistas sobre
democracia y libertad de expresión. Resultaría patente que son los defensores
del libre mercado siempre y cuando esa libertad sirva para conseguir su monopolio.
Les gusta una democracia bien dirigida para poder elegir entre ellos y ellos.
El resto como si no existiera porque de esos frikis mejor no hablar.
Con
todo su espíritu adulador y habiendo vendido su alma por un mísero asiento en
el banquete del rico, tendrán que tener mucho cuidado, sus jefes no serán muy
listos, pero en cambio son muy caprichosos y acaban cansándose de la
adulación desaforada.
Puede
suceder que, un buen día, les moleste una nimiedad como el color de la corbata
del presentador pelota de turno, o su mal aliento. Después de tantos esfuerzos
y arrastramientos serviles, será una
lástima que la recompensa que reciba sea una patada en el trasero. Es lo que tiene andar todo el día a expensas
de los antojos del amo y estar lamiendo determinadas partes de su cuerpo.
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