Esta
mañana, durante el desayuno, cuando leía la prensa nacional, me he encontrado
una noticia que ha conseguido agriar la leche de mi taza. Por mi edad, y por
ser hechos tan repetitivos, ya debería estar curado de espanto, pero no,
noticias de acontecimientos de esta índole, todavía tienen el poder de
perturbar mi ingesta mañanera.
El
párroco de Canena (Jaén), en su homilía
durante una comunión, se despacha diciendo que antes los hombres ¨solo¨ zurraban a sus mujeres, pero
atendiendo a sus valores cristianos no las mataban. Para dar consistencia a su
afirmación hace referencia a los mandamientos de su iglesia, al quinto
concretamente, que dice ¨No mataras¨.
Y los hombres con un comportamiento tremendamente cristiano, hacían caso, y no
las mataban, se limitaban a darles una buena tunda. Después de emborracharse,
eso sí, tenían la atenuante de embriaguez. En ocasiones primero las atizaban y
después se emborrachaban…, y las volvían a atizar. Entonces la atenuante era
que estaban haciendo uso de su derecho a juzgar y corregir su libertino
comportamiento.
Eso
sucedía cuando este país era uno, grande, libre, y católico, apostólico y
romano, y todo el mundo iba a misa de doce, como dios manda.
Eran
los tiempos en los que una mujer abofeteada se confesaba y recibía el consejo
de la resignación cristiana como consuelo para sus males. O, en los casos raros
de valentía extrema, denunciaba en el cuartelillo de la guardia civil, y el
jefe de puesto le sacudía otras dos bofetadas, por deslenguada y zorrón, y de
esta forma acababa el trabajo inconcluso
del cafre del marido.
¡Qué
nostalgia debe de sentir el curilla! ¡Qué tiempos aquellos! ¿O su cristianismo va más atrás? Quizás a los
tiempos en los que una mujer no podía tener una cuenta bancaria sin permiso de
su marido, ni viajar sin la pertinente declaración expresa de estar viajando
con consentimiento marital.
¿O más
atrás?, A cuando la iglesia del ¨bondadoso¨
catolicismo no reconocía a la mujer como ser humano de derecho por carecer
de alma.
¿O más
atrás?, cuando la infalible iglesia las quemaba por brujas.
¿Dónde
detiene el cura el retroceso? ¿Qué instante de cristianismo ¨salva – mujeres¨ nos quiere colocar?
Me
temo que la nostalgia le ha gastado una mala pasada al párroco. Afortunadamente
cualquier tiempo pasado NO fue mejor. Sobre todo para las mujeres.
Entiendo
perfectamente que desde una corporación como la suya, se intente retroceder a
la Edad Media. Sus derechos y privilegios eran infinitos, solo ellos estaban
capacitados para recibir educación, ellos decidían quien era hereje, y quien
piadoso, ellos marcaban la línea separadora entre el bien y el mal. Se
alineaban al lado del cacique, y proclamaban que el poder emanaba de dios. Y
cualquiera les discutía eso. Y por lo visto ahí siguen. Me parece innecesario
recordar las desigualdades entre sexos en el curiosos Estado Vaticano.
Ningún
progreso social le debemos a la iglesia.
Siempre ha sido con su resistencia y oposición, como se ha conseguido avanzar.
Si la ciencia hacía descubrimientos, la jerarquía eclesiástica blandía su doctrina
entorpeciendo la investigación. No creo que hagan falta ejemplos, pero si
alguien los necesita solo tiene que recordar las trabas que tenían los médicos
para intentar conocer mejor el cuerpo humano, utilizando para el estudio a cadáveres. Lo que hoy es una vulgar autopsia, en los fantásticos tiempos que el
cura nos presenta, era una horrenda profanación.
No
necesitan las mujeres confesores que las consuelen y animen a sufrir en
silencio, no son necesarios los forofos hinchas de la resignación cristiana.
Teniendo
respeto social, trato igualitario, y la protección de las leyes, no hará falta
cumplir el 5º mandamiento, será suficiente con cumplir la ley.
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