jueves, 21 de noviembre de 2024

Querido General

Mi querido General, desde la complicidad que me otorga el hecho de haber tenido contigo las vivencias personales que obliga la coincidencia temporal, formativa y de vida en la AGM de Zaragoza, me atrevo a exponerte mi humilde punto de vista.

Tu vinculación con Zaragoza, hace que todo sea más sencillo. Entiendes perfectamente como nos expresamos los aragoneses, es mejor no andarse por las ramas. Dicho de otra forma: al pan, pan y al vino, vino.

Aquellos que te conocemos desde la cercanía de tus destinos o desde la lejanía de la admiración por tus logros, sabemos que te sobra capacitación para la misión de recuperar la Comunidad Valenciana del desastre de la DANA. Sobre esto no existe ninguna duda.

Ahora bien; un hombre patético - Presidente de la Generalitat Valenciana - obligado por su incompetencia, acompañada de circunstancias desconocidas que ponen en entredicho su honestidad, ha encontrado en tu persona el escudo protector que puede salvar su mezquino comportamiento.

Carlos Mazón es un mal ejemplo de político, pero eso no descalifica a la Política. Si no nos encomendamos a la labor política ¿Qué nos queda? ¿Un Alvise, un Abascal, otro Franco?

Voy a atreverme a decir que te has equivocado desde el primer minuto de tu nombramiento. Deberías - y disculpa nuevamente mi osadía – haber estudiado bien la Orden de Operaciones. Ya sabes, aquello del terreno, los medios, el enemigo, la misión… tú  sabes mejor que yo a qué me refiero. Por algo eres Teniente General.

Voy a empezar por analizar  tus múltiples comparecencias mediáticas: mal que te pese te han convertido en un político.

De cualquiera de las formas, aceptando esa condición o renegando de ella, ¡Eres un político! Adscrito a una miserable opción política que ha permanecido inactiva ante el riesgo cierto de una catástrofe. El resultado han sido más de dos centenares de muertes y miles de damnificados.

Sí, aún cuando no te guste alguien tiene que decirte la verdad.

Te has subido al carro de Carlos Mazón para conducirlo por una ventisca de porquería.

Tu prestigio personal y profesional no debe permitir que se mancille la labor de las Fuerzas Armadas ni la capacidad de sus generales, ni por supuesto tu propio prestigio. Representas la reputación de todos tus compañeros.

Nada que objetar a tu decisión. Estoy seguro que actúas plenamente convencido de realizar una necesaria labor a España. Lamentablemente no vas a poder desvincularte del infame personaje que te ha nombrado. Eres el Vicepresidente de un Presidente. No lo olvides.

Te guste o te disguste, has entrado en política y yo y muchos como yo, podemos ser condescendientes con tus logros por el grado de empatía que tenemos contigo.

Pero como ciudadanos vamos a exigir que justifiques tus acciones, tus logros y tus fracasos. Eso es Política.

La política impregna todos los actos de la vida social. Espero que cuando hablas de equidistancia te refieras a neutralidad y no a animadversión hacia las opciones políticas. En eso tenemos mucha experiencia en España.

Tus declaraciones quedan reflejadas en la película “La escopeta nacional”. Lo plasma con claridad meridiana  el personaje al que da vida el gran Sazatornil al manifestar: “Yo soy apolítico,  de derechas de toda la vida, como mi padre”.  

Por esos motivos Teniente General Gan Pampols, bienvenida la política.

jueves, 7 de noviembre de 2024

Chapotear en el fango

 

Nuevamente se ha entrado en una batalla por el poder. No importa en qué escenario ni en qué tipo de circunstancias. Lo importante es desgastar al ocupa de la Moncloa a cualquier precio.

En circunstancias de normalidad política, es decir, estando las cosas como dios manda, con el PP en el Gobierno, nadie, absolutamente nadie, hubiera alzado la voz para buscar quién era el responsable de actuar ante la DANA.

Siendo un gobierno de bolivarianos-chavistas-proetarras-comunistas-ilegítimo-separatista y come niños, es totalmente imprescindible hacerle responsable de la catástrofe, de los robos en viviendas y vehículos, de la tardanza en la respuesta y de la falta de empatía con los damnificados.

En esas encomiendas están los medios de desinformación generalistas estatales y locales. Las cadenas de radio de los Herrera, Federico, Alsina, acompañadas de los programas de tv de  Vallés, Griso, Quintana, Motos y por supuesto Ferreras, dejan en el aire la tenebrosa duda de la inacción del Presidente Sánchez.

Para que no quede duda, el dúo Felipe- Guerra continua con su turné revival para neutralizar el contubernio ateo-comunista de Pedro. Los pipiolos de Suresnnes se hubieran saltado la ley para acudir prestos al rescate.

Igual que se la saltaron con la cal viva, con Segundo Marey, con Barrionuevo y con los GAL. Saben muy bien de lo que hablan. Ellos no habrían respetado la Constitución que consagra el Estado de las Autonomías.

En su día el Tribunal Constitucional sentenció no conforme a ley la declaración del estado de alarma. Recientemente el mismo Tribunal, es cierto que con diferentes miembros, ha dictaminado que es procedente la declaración de Estado de alarma en las circunstancias que fue decretado. Esto lo sentencia unos días de especial sensibilidad, con muertos en la calle y la opinión pública reprochando la no intervención del Gobierno Central.

Casualmente la sentencia del constitucional coincide en ambas ocasiones con las demandas de la derecha más reaccionaria. Vamos a tildarlo de ¡Curiosa casualidad!

Seguramente, por las locas cabecitas de los mal pensados, habrá pasado una idea: ¿Por qué no piden Feijoo, Ayuso, Abascal, la Conferencia Episcopal, abogados cristianos y demás entes “españolazos” la aplicación del artículo 155 de la Constitución ante la delictiva actuación del Govern y del presidente de la Generalitat Valenciana? ¿Qué les da miedo, el ridículo o las burlas?

Saben muy bien que sería abrir una puerta por la que podrían ir cayendo, uno tras otro, todos los gobiernos autónomos que ostentan. Pero al mismo tiempo fomentan la incertidumbre apoyándose en la ignorancia popular.

¿Cuántas veces hemos oído aquello de que todos los españoles somos iguales ante la ley y tenemos los mismos derechos?

Ya sabemos que las dos son falsas. Hay españoles de 1ª de 2ª de 3ª e incluso de 4ª. En cuanto a derechos podemos empezar por el de una vivienda digna que contempla la sacrosanta Constitución y a partir de ahí ir desgranando nuestros hipotéticos derechos pisoteados.

Sin embargo hay una cosa que se puede cumplir y que no acabamos de asumir. Nuestra absoluta falta de formación y la consiguiente desinformación nos lleva a no entender el funcionamiento de las instituciones del Estado.

No se acaba de entender el estado de las autonomías. La proliferación de comunidades autonómicas auspiciadas por la perversa idea de Fraga Iribarne, fundador de Alianza Popular, marca precursora del Partido Popular) ha dado este resultado. Comunidades autónomas artificiosas para diluir las exigencias nacionalistas. Las demandas de las llamadas comunidades históricas podían poner en  peligro la transmutación de dictadura a democracia que deseaban los franquistas y la corona. La “Modélica Transición” estaba en marcha.

El experimento funcionó basándose en la ignorancia de la población y en ello seguimos.

A nadie se le ocurre responsabilizar a la Corona de las subidas de los precios de la gasolina  ni del aumento del desempleo. Tampoco nadie dirige su mirada hacia el Gobierno de España cuando no funciona la recogida de basuras o hay problemas en el abastecimiento de agua.   Todo el mundo sabe qué asuntos son de responsabilidad gubernativa estatal y cuales dependen del Ayuntamiento.

No pasa con las competencias de las  comunidades autónomas. Si no funciona la sanidad las miradas se dirigen hacia el/la ministra de sanidad, si la vivienda es un problema la solución tiene que nacer en el ministerio de vivienda. Así sucesivamente con todas y cada una de las competencias que son responsabilidad absoluta de los gobiernos de las comunidades autónomas.

Ni hemos entendido lo que representa el Estado de las autonomías, ni a ningún representante político con responsabilidades de Gobierno le ha interesado explicarlo convenientemente. De los medios de desinformación mejor no hablar.

No existe nada más manejable que un pueblo ignorante.