Ya está, ya se han pegado los
carteles y ha comenzado oficialmente la campaña electoral para desfacer el
entuerto ocasionado por unos electores “inconscientes” que, el 20D, no votaron
“como dios manda”, se olvidaron de votar en serio y repartieron sus
preferencias a diestro y siniestro como vulgares violeteras ¡válgame dios que
disparate! Su inconsciencia ha llevado a España a un callejón sin salida e imposible de formar un gobierno estable a medida y antojo del “señor de
los hilillos”. Las proclamas de los populares advierten que esa situación ha
propiciado que la nave patria navegue por los procelosos mares de la
inseguridad y falta de seriedad. Desde Europa
nos miran con recelo, los mercados desconfían, la inversión se retrae, las
desgracias infinitas nos acechan.
El pobre Rajoy se ha visto obligado
a permanecer en funciones un periodo excesivamente largo, la prorroga aun puede
alargarse ¿Se llegará a los penaltis? ¡No por favor que acabe este castigo!
Las encuestas no auguran grandes
variaciones pero, por si acaso se hace extensiva la tentación de dar una patada
en el culo de Mariano y enviarlo a su Registro de Santa Pola, irrumpe en
campaña la franquicia de la Iglesia Católica en España y por medio del
gerifalte mayor de la Conferencia Episcopal Española pontifica con la finalidad
de apoyar a los populares ¿Cómo lo hace? Pues al igual que hacen todas las
cosas: a hurtadillas, tirando la piedra y escondiendo la mano, alertando de los
castigos eternos contra los pecadores. Dice Monseñor Ricardo Blázquez:
“No terminamos de ver el acierto en
sus actuaciones, incluso a veces nos sobresaltan con sus anuncios”. Para
propagar el aviso hace uso de la
COPE, una emisora de radio que
previamente le hemos regalado y posteriormente asumimos su coste con
esplendidas subvenciones estatales vía Presupuestos del Estado, es decir, entre
todos nosotros le pagamos el altavoz para que nos adoctrinen políticamente ¡No
tenemos remedio!
¿A quién se refiere Monseñor?
Naturalmente el prelado señala a las opciones que supuestamente van a ser
contrarias a sus intereses: en primer lugar los “perroflautas” de Unidos Podemos,
a continuación el PSOE y por si acaso tienen derivas laicistas mete en el saco
a Ciudadanos, no por peligrosos no, únicamente por su condición de novedad. La
curia eclesiástica cualquier cambio social siempre lo contempla como una
iniciativa nefasta.
Tranquilo Eminencia; sus recelos son
infundados, ya ha dicho Pablo Iglesias que Bertoglio rema en su misma
dirección, falta conocer cuál es esa dirección.
Dudamos mucho que la trayectoria
elegida sea la de separar definitivamente
Iglesia y Estado o la denuncia de un acuerdo leonino (Concordato) entre
España y el minúsculo estado Vaticano, ni siquiera la de dar a la asociación
religiosa Iglesia Católica Española S.A. el mismo tratamiento fiscal que a cualquier otra sociedad privada, o la de
eliminar el adoctrinamiento religioso de las aulas, en definitiva dejar
de sostener a la Institución por medio de los presupuestos de todos, tampoco en
recuperar los bienes del patrimonio Nacional expoliados mediante las
Inmatriculaciones.
Tranquilo señor Blázquez, Pablo
caerá de hinojos ante el Vicario del Vaticano y besará su anillo igual que lo
hace el Jefe del Estado, después contará que todavía no es el momento. Así
llevamos casi cuarenta años; esperando el momento de devolver a las
supersticiones religiosas al ámbito de la esfera privada. Y que los
confluyentes no me aludan al programa, ya sabemos que los programas tienen una
extraordinaria utilidad como sustitutivo del papel higiénico.
Al PSOE ya le conocemos, durante sus
etapas de Gobierno el incremento del saqueo de las arcas públicas para
favorecer a la Iglesia ha sido una constante, los conciertos educativos
explicitan una vergonzosa discriminación
para perjuicio de la enseñanza pública, la postración de los poderes políticos socialistas es
una norma de obligado cumplimiento. Duerma tranquilo D. Ricardo que en las filas
de PSOE queda mucho Bono, Paco Vázquez y
Belloch en activo (Susana Díaz por ejemplo) para defender los intereses de la
Institución que su Eminencia preside.
El otro peligro que parece atisbar
el presidente de la CEE es Ciudadanos ¡Vamos hombre! ¿Un partido de derechas,
de corte liberal, defensor de la economía de mercado revolviéndose contra sus
patrocinadores? Tranquilo colega que por ahí tampoco hay nada que temer.
Sorprende tanto recelo por el escenario
posterior cuando la situación previa y
la actual no le ha perturbado ni un poco al Obispo, nos maliciamos que debe de
ser porque está de acuerdo con la pérdida de derechos laborales de los
trabajadores; con la situación de inseguridad laboral;
por los recortes en sanidad y educación; con el desamparo de los desempleados; con
la pobreza infantil; con la exclusión social; con el maltrato a las mujeres; con
el clima de homofobia y racismo imperante, en definitiva con todo aquello que
elimina la justicia y es sustituido por la caridad, materia ésta en la que la
Iglesia conserva un lucrativo monopolio.
Ni un
reproche al actual Gobierno en funciones. Debe de ser porque opina que es un
Gobierno que hace las cosas “como dios manda”, aunque las consecuencias parezcan
dictadas por el diablo.
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